CUARESMA

«Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto»
Mt 4, 1

 

Meditaciones de cuaresma

Durante la Cuaresma, los invitamos a recorrer un camino de reflexión y preparación para la Semana Santa y la Pascua, que consistirá en el envío de un audio con una meditación diaria. Los interesados pueden para sumarse al grupo de Whatsapp y así recibir el material haciendo click aquí.

Via Crucis

Todos los viernes se reza el Via Crucis en la parroquia después de la misa de 19:30

Via Crucis

1ª Estación: Jesús sentenciado a muerte

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Sentenciado y no por un tribunal, sino por todos. Condenado por los mismos que le habían aclamado poco antes. Y El calla… Nosotros huímos de ser reprochados. Y saltamos inmediatamente…

Dame, Señor, imitarte, uniéndome a Ti por el Silencio cuando alguien me haga sufrir. Yo lo merezco. ¡Ayúdame! Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria…

2ª Estación: Jesús cargado con la cruz

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Que yo comprenda, Señor, el valor de la cruz, de mis pequeñas cruces de cada día, de mis achaques, de mis dolencias, de mi soledad.

Dame convertir en ofrenda amorosa, en reparación por mi vida y en apostolado por mis hermanos, mi cruz de cada día. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria…

3ª Estación: Jesús cae, por primera vez, bajo el paso de la cruz

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Tú caes, Señor, para redimirme. Para ayudarme a levantarme en mis caídas diarias, cuando después de haberme propuesto ser fiel, vuelvo a reincidir en mis defectos cotidianos. ¡Ayúdame a levantarme siempre y a seguir mi camino hacia Ti! Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria…

4ª Estación: Encuentro con la Virgen

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Haz Señor, que me encuentre al lado de tu Madre en todos los momentos de mi vida.

Con ella, apoyándome en su cariño maternal, tengo la seguridad de llegar a Ti en el último día de mi existencia. ¡Ayúdame Madre! Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria…

5ª Estación: el Cirineo ayuda al Señor a llevar la Cruz

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Cada uno de nosotros tenemos nuestra vocación, hemos venido al mundo para algo concreto, para realizarnos de una manera particular.

¿Cuál es la mía y cómo la llevo a cabo? Pero hay algo, Señor, que es misión mía y de todos: la de ser Cirineo de los demás, la de ayudar a todos. ¿Cómo llevo adelante la realización de mi misión de Cirineo? Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria…

6ª Estación: la Verónica enjuga el rostro de Jesús

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Es la mujer valiente, decidida, que se acerca a Ti cuando todos te abandonan. Yo, Señor, te abandono cuando me dejo llevar por el «qúe dirán», del respeto humano, cuando no me atrevo a defender al prójimo ausente, cuando no me atrevo a replicar una broma que ridiculiza a los que tratan de acercarse a Ti.

Y en tantas otras ocasiones. Ayúdame a no dejarme llevar por el respeto humano, por el «qué dirán». Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria…

7ª Estación: Segunda caída en el camino de la Cruz

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Caes, Señor, por segunda vez. El Via Crucis nos señala tres caídas en tu caminar hacia el Calvario. Tal vez fueran más.

Caes delante de todos… ¿Cuándo aprenderé yo a no temer el quedar mál ante los demás, por un error, por una equivocación?. ¿Cuándo aprenderé que también eso se puede convertir en ofrenda? Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria…

8ª Estación: Jesús consuela a las hijas de Jerusalén

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Muchas veces, tendría yo que analizar la causa de mis lágrimas. Al menos, de mis pesares, de mis preocupaciones. Tal vez hay en ellos un fondo de orgullo, de amor propio mal entendido, de egoismo, de envidia.

Debería llorar por mi falta de correspondencia a tus innumerables beneficios de cada día, que me manifiestan, Señor, cuánto me quieres. Dame profunda gratitud y correspondencia a tu misericordia. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria…

9ª Estación: Jesús cae por tercera vez

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Tercera caída. Más cerca de la Cruz. Más agotado, más falto de fuerzas. Caes desfallecido, Señor.

Yo digo que me pesan los años, que no soy el de antes, que me siento incapaz. Dame, Señor, imitarte en esta tercera caída y haz que mi desfallecimiento sea beneficioso para otros, porque te lo doy a Ti para ellos. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria…

10ª Estación: Jesús despojado de sus vestiduras

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Arrancan tus vestiduras, adheridas a Ti por la sangre de tus heridas. A infinita distancia de tu dolor, yo he sentido, a veces, cómo algo se arrancaba dolorosamente de mí por la pérdida de mis seres queridos.

Que yo sepa ofrecerte el recuerdo de las separaciones que me desgarraron, uniéndome a tu pasión y esforzándome en consolar a los que sufren, huyendo de mi propio egoismo. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria…

11ª Estación: Jesús es clavado en la Cruz

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo. Señor, que yo disminuya mis limitaciones con mi esfuerzo y así pueda ayudar a mis hermanos. Y que cuando mi esfuerzo no consiga disminuirlas, me esfuerce en ofrecértelas también por ellos. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria…

12ª Estación: Jesús muere en la Cruz

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Te adoro, mi Señor, muerto en la Cruz por Salvarme. Te adoro y beso tus llagas, las heridas de los clavos, la lanzada del costado… ¡Gracias, Señor, gracias! Has muerto por salvarme, por salvarnos.

Dame responder a tu amor con amor, cumplir tu Voluntad, trabajar por mi salvación, ayudado de tu gracia. Y dame trabajar con ahínco por la salvación de mis hermanos. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria…

13ª Estación: Jesús en brazos de su madre

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Déjame estar a tu lado, Madre, especialmente en estos momentos de tu dolor incomparable. Déjame estar a tu lado. Más te pido: que hoy y siempre me tengas cerca de Ti y te compadezcas de mí.

¡Mírame con compasión , no me dejes, Madre mía! Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí. Amén.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria…

14ª Estación: Jesús puesto en el sepulcro

Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Todo ha terminado. Pero no: después de la muerte, la Resurrección.

Enséñame a ver lo que pasa, lo transitorioy psajero, a la luz e lo que no pasa. Y que esa luz ilumine todos mis actos. Así sea. Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria…

     

    Esenciales

    La cuaresma es un tiempo de conversión. Acompañamos Bíblicamente al Pueblo de Dios que pasó 40 años en el desierto. Allí fueron purificados de sus lazos con los Egipcios y ganaron libertad de corazón. También, acompañamos a Jesús durante sus cuarenta días en el desierto. Allí nos enseña a sobrellevar la tentación.  

    Litúrgicamente, el color es el violeta. Nos recuerda al arrepentimiento. La música es más simple. No cantamos el Aleluya ni el Gloria. Se tapan las imágenes de la Iglesia y nos enfocamos en el crucifijo en preparación al misterio pascual. Espiritualmente, se invita a la oración, el ayuno y a la limosna. Mateo 6, 1-18, parte de lo qué leemos en el miércoles de cenizas, nos da la enseñanza de Jesús sobre la oración, ayuno y limosna. 

    AYUNO: Hace referencia a la renuncia de las cosas del mundo. Esto se expresa en la cultura de dejar algo por cuaresma. Es el camino para conseguir la libertad. Hacemos ayuno del exceso para poder así vivir una vida más simple. Sobre todo, renunciamos a cosas a las cuales estamos más apegados. Renunciamos a nuestros ídolos interiores. 

    ORACIÓN: el desierto es un lugar de soledad y silencio. Durante la cuaresma aprendemos que Dios basta. Él puede satisfacer nuestros más profundos deseos. Durante esta época, es bueno comenzar a practicar una o dos prácticas que puedan acercarte a Jesus. Por ejemplo, leer el Evangelio cada día, ir a misa un día más fuera de la misa de domingo, rezar el rosario diario, etc. 

    LIMOSNA: los frutos del ayuno y la oración debería ser amar más. Buscamos ganar libertad de nuestros apegos, pero como última instancia se busca la libertad para amar, para estar más disponible a Dios y a otros. Una pregunta que podemos hacernos es: ¿Cómo puedo dar más en esta cuaresma? ¿Cómo puedo amar más? 

    Homilías

    “Porque el Señor es el Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, allí está la libertad” (2 Cor, 3,17)

    Imaginá en tu vida una puerta cerrada. Abrir esa puerta representa la liberación de la esclavitud espiritual… Esta puerta tiene cinco cerraduras, y cada una de las cuales requiere una llave. Como cristiano/a, tenés todas las llaves que necesitás para liberarte de la esclavitud espiritual.  En esta serie de predicaciones de Cuaresma, te presentamos estas cinco llaves, que te llevarán a una mayor libertad espiritual en Cristo.
    I Domingo de Cuaresma – La primera llave: Liberación del orgullo.
    II Domingo de Cuaresma – La segunda llave: Liberación del rencor.
    III Domingo de Cuaresma – La tercera llave: Liberación de las falsas voces interiores.
    IV Domingo de Cuaresma – La cuarta llave: Liberación del miedo a no poder cambiar.
    IV Domingo de Cuaresma – La quinta llave: Liberación de la desconfirmación.